Nissan está listo para lanzar el Rogue Plug-in Hybrid 2026, un vehículo que se destaca no por su innovación, sino por su descarado cambio de nombre del Mitsubishi Outlander PHEV. Esta medida pone de relieve una tendencia en la industria automotriz donde los fabricantes a veces optan por medidas de reducción de costos en lugar de originalidad, particularmente cuando enfrentan presiones financieras.
El Rogue PHEV llegará a los concesionarios de EE. UU. a principios de 2026 y ofrecerá tres filas de asientos y dos niveles de equipamiento. Sin embargo, más allá de la insignia de Nissan, el inserto de la parrilla y las diferencias menores en los acabados, el vehículo es prácticamente idéntico a su homólogo Mitsubishi. El comunicado de prensa de Nissan evita visiblemente cualquier mención del Outlander, lo que plantea dudas sobre la transparencia y la estrategia de marca.
Por qué esto es importante: El cambio de nombre del Rogue PHEV no es un incidente aislado. La industria ha visto movimientos similares, particularmente en los años 1980 y 1990 con el “Plan Botón” de Australia, donde vehículos como el Ford Falcon ute se vendían como Nissan Ute. Hoy en día, este tipo de ingeniería de insignias es más común en los autos kei y en los vehículos comerciales, pero la medida de Nissan la extiende a un SUV convencional.
Especificaciones técnicas: El Rogue PHEV utiliza un motor de cuatro cilindros y 2,4 litros combinado con motores eléctricos delanteros y traseros, que ofrece una potencia total de 182 kW y 450 Nm. Su batería de 20 kWh proporciona una autonomía eléctrica de 61 km. En particular, este es el modelo Outlander PHEV anterior a la actualización, y se pierde el paquete más nuevo de 22,7 kWh y una batería más grande en el Outlander actualizado.
Lo que falta: El Rogue PHEV carece de varias características que se encuentran en el Outlander actualizado, incluidos asientos delanteros ventilados, un sistema de sonido Yamaha y la nueva pantalla táctil de información y entretenimiento de 12,3 pulgadas. Estas omisiones enfatizan aún más el mínimo esfuerzo realizado para diferenciar el modelo rebautizado.
Contexto de la industria: Mitsubishi también ha participado en prácticas similares de cambio de nombre, con modelos como el ASX (un Renault Captur) y el Colt (un Renault Clio) que solo presentan diferencias exteriores sutiles. Esta tendencia sugiere una creciente disposición entre los fabricantes a compartir plataformas y minimizar los costos de desarrollo.
Factores financieros: La decisión de Nissan de cambiar el nombre del Outlander en lugar de integrar la tecnología PHEV en su Rogue probablemente se deba a limitaciones financieras. Un cambio de nombre permite a Nissan ingresar rápidamente al mercado de los híbridos enchufables sin una inversión significativa.
Conclusión: El Nissan Rogue PHEV es un claro ejemplo de ingeniería de insignias, una práctica que ha resurgido en la industria automotriz. Si bien es rentable para Nissan, plantea interrogantes sobre la identidad de marca y la transparencia para el cliente. La medida subraya una tendencia en la que los fabricantes priorizan la velocidad de comercialización sobre la originalidad, especialmente en tiempos financieramente difíciles.




































